jueves, 1 de mayo de 2008

Mano de obra

Mohammed Ashraf no va a la escuela.
Desde que sale el sol hasta que asoma la luna, él corta, recorta, perfora, arma y cose pelotas de fútbol, que salen rodando de la aldea paquistaní de Umar Kot hacia los estadios del mundo.
Mohammed tiene once años. Hace esto desde los cinco.
Si supiera leer, y leer en ingles, podría entender la inscripción que él pega en cada una de sus obras: Esta pelota no ha sido fabricada por niños.

(Eduardo Galeano, “Bocas del tiempo”; 2007:58)