lunes, 17 de marzo de 2008

Consternados, rabiosos

Así estamosconsternadosrabiososaunque esta muerte seauno de los absurdos previsiblesda vergüenza mirarlos cuadroslos silloneslas alfombrassacar una botella del refrigeradorteclear las tres letras mundiales de tu nombreen la rígida máquinaque nuncanunca estuvocon la cinta tan pálidavergüenza tener fríoy arrimarse a la estufa como siempretener hambre y comeresa cosa tan simpleabrir el tocadiscos y escuchar en silenciosobre todo si es un cuarteto de Mozartda vergüenza el conforty el asma da vergüenzacuando tú comandante estás cayendoametralladofabulosonítidoeres nuestra conciencia acribilladadicen que te quemaroncon qué fuegovan a quemar las buenasbuenas nuevasla irascible ternuraque trajiste y llevastecon tu toscon tu barrodicen que incinerarontoda tu vocaciónmenos un dedobasta para mostrarnos el caminopara acusar al monstruo y sus tizonespara apretar de nuevo los gatillosasí estamosconsternadosrabiososclaro que con el tiempo la plomizaconsternaciónse nos irá pasandola rabia quedaráse hará más limpiaestás muertoestás vivoestás cayendoestás nubeestás lluviaestás estrelladonde estéssi es que estássi estás llegandoaprovecha por fina respirar tranquiloa llenarte de cielo los pulmonesdonde estéssi es que estássi estás llegandoserá una pena que no exista Diospero habrá otrosclaro que habrá otrosdignos de recibirtecomandante.Montevideo, octubre de 1967.

Benedetti

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