martes, 20 de mayo de 2008

Para triunfar en la vida

Eduardo Galeano
En 1999, según informó el diario “The Times” of India, una nueva institución educativa estaba funcionando exitosamente en la ciudad de Muzaffarnagar, al oeste del estado de Uttar Pradesh.
Allí se ofrecía a los adolescentes una formación especializada. Uno de los tres directores, el pedagogo Susheel Moonch, tenía a su cargo el curso más sofisticado, que incluía, entre otras materias, Secuestros, Extorsiones y Ejecuciones. Los otros dos directores se ocupaban de materias más convencionales. Todos los cursos incluían trabajos prácticos. Por ejemplo, para la enseñanza del robo en autopistas y carreteras, los estudiantes, agazapados, arrojaban algún objeto metálico sobre el automóvil que elegían: el impacto detenía al sorprendido conductor y entonces se procedía al asalto, que el docente supervisaba.
Esta escuela había surgido para dar respuesta a una necesidad del mercado y para cumplir una función social. Según explicaron los responsables de la institución, el mercado exigía niveles cada vez más altos de especialización en el área del delito, y la educación criminal era la única formación profesional capaz de asegurar a los jóvenes un trabajo bien renumerado y permanente.
La noticia me dejó preocupado. Desde que la leí, he estado meditando el asunto. ¿Cuántos maestros de las escuelas tradicionales podrán reciclarse y adaptarse a estas exigencias de la modernidad?
Estos textos se publican con la autorización del autor y se encuentran en el libro “Bocas del tiempo”(Ediciones del Chanchito, año 2004)

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